lunes, 21 de junio de 2010

Sudáfrica, país anfitrión


Sudáfrica 2010, país anfotriónSudáfrica es un país especial, lleno de contrastes culturales y étnicos, extraño a su entorno; uno de los gigantes más desconocidos en nuestra aldea global. Miembro de la ONU, de la UA y de la Commonwealth, cuenta con tres capitales –una para cada poder–, dos idiomas europeos (uno de ellos bastante local, el afrikáans) y nueve africanos, y la mayor mezcla étnica del continente. Su propio lema nacional así lo reconoce: “Unidad en la diversidad”. Jacob Zuma es el actual líder del Consejo Nacional Africano (CNA) y presidente del país.Entre los sudafricanos famosos encontramos cuatro Premios Nobel de la Paz: Albert John Lutuli, Nelson Mandela, Frederik De Klerk y Desmond Tutu. ¡Impresionante! Y dos Nobel de Literatura: J. M. Coetzee y Nadine Gordimer. Y un Nobel de Medicina: Max Theiler. Y un campeón mundial de Fórmula 1: Jody Scheckter. Y una actriz galardonada con el Óscar: Charlize Theron. También uno de los escritores y uno de los médicos más famosos del siglo XX, aunque no los premiaran: J. R. R. Tolkien y el doctor Barnard. Y hay muchos otros personajes meritorios.Tiene un 50 por ciento de habitantes por debajo del umbral de la pobreza y un 82 por ciento de alfabetización, por lo cual, con respecto a sus vecinos, muestra un desarrollo importante. No en vano su economía representa una cuarta parte del PIB de toda África, con empresas como SABMiller, la segunda cervecera más grande del mundo. Sus principales ingresos provienen de la exportación de oro y diamantes, y, a estas alturas, todos tenemos una idea de lo que ambas industrias le causan al medio ambiente y asimismo a quienes trabajan en ellas, pero sin duda son una gran fuente de riqueza.Con una esperanza de vida en torno a los 48 años, su población se acerca a los 45 millones, y de momento crece lentamente. Algunos estudios estiman que en 2050 será de 33 millones debido a la gran plaga del sida, que está devastando el continente y allí se muestra especialmente cruel, siendo el país con mayor tasa de infectados. También el hambre y la violencia contribuyen a este desastre.El tema de la violencia es complejo y tiene raíces muy diversas. A la que generan la enfermedad, la pobreza y las drogas se añade la que proviene del desquite racial. El apartheid se abolió en 1994 y, pese a los planes del gobierno (que obligan a los blancos a vender), solamente el 10 por ciento de la tierra laborable es propiedad de los negros. La reforma agraria estatal no parece contentar a nadie y, ante las voces que piden mano dura y mayor rapidez, se alzan las de un millón de blancos que han abandonado el país, quejándose de la “discriminación positiva”. En 2008 se produjeron 18.000 homicidios y más de 71.000 violaciones (se suponen muchas más, porque allí este delito no suele denunciarse: uno de cada cuatro hombres admite haber obligado al menos a una mujer a tener relaciones no deseadas con él), y un enorme número de robos y asaltos. Las tribus indígenas están recuperando poder e imponiendo sus leyes ancestrales que durante tanto tiempo han estado prohibidas, algo que choca con las leyes generales del Estado.En este marco se desarrollará el mayor acontecimiento del deporte mundial después de la Olimpíadas. Los comentarios de quienes han viajado a Sudáfrica coinciden en la belleza de sus espacios abiertos, así como de la riqueza de su fauna y su flora. A esto hay que unir los grandes esfuerzos estatales para crear una infraestructura digna que a la vez sirva como imagen internacional y tarjeta de presentación para la inversión extranjera.La elección de Sudáfrica resultó muy controvertida y sigue causando polémica, no sólo por la situación del país sino también por el sistemático incumplimiento de plazos por parte de las autoridades, lo que ha llevado a la FIFA en varias ocasiones a plantearse una alternativa. También se han pasado del presupuesto aprobado, porque calcularon mal o gestionaron mal, y los 10 estadios en que se van a jugar los partidos se han tenido que construir enteros o reformar por completo, y aún no están todos listos. Mil cien millones de dólares han costado esos estadios, y no se sabe cuánto más gastará el Estado para entrar en la historia. Es poco o mucho, según como se valoren la diversión y el orgullo que van a proporcionar, y el negocio que se generará.

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